"Si hay una constante en todas las fuentes de yoga, esa es su insistencia en el carácter “secreto” de su enseñanza. El secretismo es la forma de salvaguardar la transmisión íntegra y protegerla de contaminaciones externas. Aunque actualmente el acceso a todo tipo de información es libre, rápido y cómodo, el carácter secreto del yoga sigue estando vigente. Cabe distinguir entre “información”, a la cual se puede acceder de manera casi ilimitada, y “conocimiento”, cuyo acceso está tan restringido hoy como siempre lo ha estado. En la tradición india, el conocimiento es un bien que se merece y conquista, no un derecho que tienen todos los hombres por igual, a modo de como se entiende en el mundo moderno. Tradicionalmente, el acceso a los textos clásicos estaba restringido a iniciados en yoga, principalmente porque su comprensión dependía directamente de su práctica. De esta forma, se evitaban malas lecturas manteniendo la escritura en secreto. Actualmente, casi todo el mundo puede tener acceso a la lectura de estas obras o a alguna de sus traducciones. Sin embargo, de todos los que tendrían acceso a la lectura, verdaderamente muy pocos se interesarán por las obras, y de esos, otros pocos las leerán. De esos escasos lectores, alguno será practicante de yoga. Y de esos practicantes, quizá alguno llegue a comprender su contenido. De esta manera, se puede entender que la restricción de este tipo de textos sigue siendo la misma que cuando fueron redactados por primera vez. La única diferencia es que tradicionalmente se evitaban las lecturas inapropiadas a través del secretismo, y en el mundo moderno, el libre acceso a la información propicia que algunos confundan “información” con “conocimiento”. Más allá de esas distinciones, el conocimiento verdadero sigue estando protegido como siempre lo estuvo." - José A. Offroy Arranz

domingo, 10 de noviembre de 2013

CANTO A LOS VEINTICINCO DISCÍPULOS - Padmasambhava

 Guru Rimpoche Padmasambhava

El rey y los veinticinco discípulos se dirigieron del siguiente modo al precioso maestro de Oddiyana:

—Por favor, transmítenos una enseñanza profunda que verse sobre el punto esencial, que sea completa y que sea, al mismo tiempo, fácil de llevar a la práctica.

Entonces, Padmasambhava les ofreció, en respuesta a su demanda, la siguiente instrucción:

—¡Cuan maravilloso!, monarca, princesa (Yeshe Tsogyal) y resto de discípulos, el auténtico significado no es propiedad de nadie pero, cuando es expuesto a quienes no son dignos de él, se convierte en motivo de calumnia, incomprensión y ruptura. Aunque he efectuado importantes predicciones sobre el futuro, los perversos caciques tibetanos no confían en mis palabras y, propagando todo tipo de infundios, se entregan a la charlatanería.

»No obstante, explicaré concisamente lo que, movidos por vuestra devoción, me demandáis. Pero, dado que todavía no es el tiempo de propagar esta enseñanza, primeramente debéis ponerla en práctica. Así pues, dado que esta enseñanza será ocultada como un tesoro espiritual para beneficio de las generaciones futuras, ¡ahora debéis hacer el juramento del secreto!

Así pues, después de que prestasen juramento de samaya, Padmasambhava se dirigió en primer lugar al rey:

»Escucha, oh rey Trisongdetsen, siéntate en la posición del loto, mantén erecto tu cuerpo y medita. Dispón tu atención libre de pensamientos y conceptos, sin que el foco de tu mente se centre en ningún objeto en particular y sin concentrarte en ninguna marca concreta. Permanece quieto, calmo y despierto. Cuando seas capaz de reposar en ese estado, los signos de progreso aparecerán de manera natural y percibirás la claridad de la conciencia que nunca surge ni cesa y el conocimiento libre de toda obstrucción. Ése es el estado iluminado que reside en uno mismo y que no debe ser buscado en ningún otro sitio, puesto que es espontáneo. ¡Qué maravilla!

»Escucha, devota Tsogyal de Kharchen, puesto que la mente carece de identidad concreta que pueda ser mostrada, permanece sin distracción, más allá de toda meditación, en el estado natural no fabricado y espontáneamente presente. Cuando reposas de ese modo, la liberación acaece por sí misma, y esto es lo que se denomina iluminación.

»Escucha, Palgyi Senge, mi eminente y noble hijo, todos los fenómenos de samsara y nirvana no son más que la mente y no surgen con independencia de ésta. La mente carece de naturaleza propia y se halla más allá de los pensamientos, las palabras y las descripciones. No te aferres, pues, a lo placentero ni rechaces las experiencias negativas; no afirmes, no niegues, no establezcas diferencias, sino que permanece vívidamente despierto en el estado natural no fabricado. Permaneciendo de ese modo, el signo de progreso será que tu cuerpo, palabra y mente se sentirán libres y cómodos, más allá de los confines del placer y el dolor, y ese momento de comprensión es el estado iluminado.

»Escucha, Vairocana, ser encomiable, todas las apariencias y fenómenos surgen de la propia mente. Sin embargo, aunque samsara y nirvana aparecen en la propia mente, ésta no puede ser aprehendida y carece de centro o periferia. Así pues, en el estado natural de la vasta ecuanimidad intrínseca y no fabricada, permanece sin distracción en la gran ausencia de esfuerzo. Todos los pensamientos que puedas albergar surgen en el espacio del despertar. El estado iluminado no es más que esto. Lo que se denomina Buda no es sino la plena actualización de la clara conciencia naturalmente cognoscente.

»Escucha, Yudra Nyingpo de Gyalmo, dado que la mente es no nacida, no puede ser vista. Despréndete de todo concepto y etiqueta mental y no sigas el rastro de tus pensamientos. No afirmes ni niegues sino que permanece relajado en tu propia naturaleza. En ese estado, se corta completamente el flujo del pensamiento y se desarrolla la sabiduría, estableciendo la línea divisoria entre la ilusión y el despertar.

»Escucha, Namkhai Nyingpo, mendicante de Nub, la mente es una simplicidad vacía del yo y lo mío; así pues, permanece en el estado de emergencia y disolución espontáneas, libre de todo artificio. En ese momento, surge el gozo interior y los signos de progreso ocurren de manera natural. Eso es, en sí mismo, la iluminación.

»Escucha, Jñana Kumara, escucha atentamente esta enseñanza; al principio, la mente no es creada por causa alguna y, al final, tampoco puede ser destruida por condiciones. Así pues, permanece sin esfuerzo en ese estado indescriptible y simple y, en ese momento, descubrirás sin necesidad de búsqueda alguna el fruto dentro de ti mismo. Aparte de eso, no podrás encontrar ningún estado de iluminación.

»Escucha, Gyalwa Chöyang de Nganlam, la mente despierta de la iluminación no es producto de la meditación. De ese modo, libre de conceptos, sin proyectar ni disolver los pensamientos, permanece con los sentidos ampliamente abiertos, dejando que el movimiento de la mente se agote por sí mismo. En ese estado, el pensamiento se disuelve espontáneamente y la sabiduría aparece de manera natural sin que tenga que ser buscada. Eso es, precisamente, la iluminación.

»Escucha, Dorje Dudjom de Nanam, aquello que se designa con la expresión de "la mente despierta de la iluminación" (bodhicitta) está dotado de una naturaleza primordialmente existente y carece de centro o periferia. No trates de corregir ese estado autocognoscente y naturalmente sereno; no lo cambies, no lo alteres sino que permanece relajado en el estado natural. La mente que reposa libre de toda agitación constituye, en sí misma, la iluminación.

»Escucha Yeshe de Yang de Ba y adiéstrate en esta instrucción: la mente es inconmovible porque no se halla confinada a sujeto y objeto. No te dejes distraer por el esfuerzo, la esperanza y el temor; no corrijas los pensamientos tratando de cultivar unos y de evitar otros; permanece en el estado natural sin agitar lo que ya es, de por sí, la iluminación.

»Escucha, Palgyi Yeshe de Gongpo, el estado despierto de la mente es no fabricado, espontáneo y existente por sí mismo. De ese modo, sin el esfuerzo de sostener a sujeto y objeto, mora en el estado no fabricado de la cognición natural. Reposando de ese modo, pondrás fin al flujo de la agitación. Reconoce en ese momento el estado de iluminación.

»Escucha, Nanam Yeshe, joven mendicante de Shang, deja la atención libre de toda acción dualista; no afirmes ni niegues y reposa en la no acción espontánea sin aceptar ni rechazar nada. La iluminación consiste en no distraerse de ese estado.

»Escucha, Palgyi Wangchuk de Kharchen, abandona la mente en la no meditación, no fabriques una actitud sino que, sin construir nada, mora en la cognición natural existente por sí misma. Permaneciendo en ese estado, sin tratar de apartarte de samsara, la disolución natural de las faltas de samsara constituye el surgimiento de la sabiduría de la iluminación.

»Escucha, Denma Tsemang, ser eminente, la mente está vacía de sujeto y objeto, y no es algo que pueda ser creado. Así pues, libre de esfuerzo y artificio, no trates de fabricar nada a través de la meditación y permanece plenamente atento a la autoexistente cognición natural. Perseverando en ese estado, se libera la cognición natural pero, si te apartas de él, jamás encontrarás la iluminación.

»Escucha, traductor Kawa Paltsek de Chinpu, cuando se abandona sujeto y objeto, la mente no puede ser señalada y tampoco puede ser manipulada o corregida. Permanece en el estado de ecuanimidad, sin caer en la fijación sobre algo concreto porque la iluminación consiste, precisamente, en permanecer sin distracción en ese estado.

»Escucha, Palgyi Senge de Shubu, el estado despierto de la mente está libre de todas las aseveraciones con respecto a si es más o menos. No es algo fabricado sino que está naturalmente libre de un sujeto que acepta o rechaza a un objeto. De ese modo, la iluminación consiste en no aferrarse a nada sin obstrucción alguna.

»Escucha, Gyalwai Lodrö, mendicante de Dre, no se puede concebir la mente y tampoco puede ser observada. Así pues, reposa más allá del ser y el no ser, de la permanencia y la aniquilación, y descansa libre del acto de meditar, el meditador y el objeto de meditación. Reposar con plena atención en ese estado es lo que se denomina el dharmakaya de la iluminación.

»Escucha esta enseñanza, Lokyi Chungpa, permite que la atención se libere de la dualidad de conocedor y conocido. No te fijes sobre nada, relájate libremente sin albergar cuita alguna y permanece en ese estado vacío de naturaleza propia, ya que la iluminación no es más que eso.

»Escucha, Drenpa Namkha, la mente percibe pero esta libre de substancia, conoce aunque carece de conceptos, es consciente aunque indescriptible. Libre de los movimientos del pensamiento conceptual, permanece en ese estado de pleno despertar y apertura, puesto que descansar en esa naturaleza es en sí mismo la iluminación.

»Escucha, Palgyi Wanchuk de Odren, la mente despierta es una vacuidad capaz de percibir, una cognición vacía pero luminosa. Mora en ese estado autoexistente, no lo cambies ni lo corrijas porque la iluminación no consiste más que en permanecer de manera inmutable en ese estado.

»Escucha, Rinchen Chok, dado que no es nada en absoluto, la identidad de la atención no puede ser establecida y tampoco puede ser mejorada o empeorada por medio de la meditación. No corrijas ni alteres la frescura natural y permanece en el estado de la presencia espontánea. No permitas que tu mente se aparte de ello pues no encontrarás ningún fruto más allá de ese estado.

»Escucha, Sangye Yeshe, mendicante de Nub, aunque es capaz de percibir, la mente despierta esta vacía y, del mismo modo, está vacía aunque percibe. Es una unidad inconcebible de percepción y vacuidad consciente. Relájate, pues, en el estado natural, sin distraerte de dicha esfera. Permanecer de manera inmutable en ese estado es la iluminación.

»Escucha, Palgyi Dorje Wangchuk de Lhalung, la naturaleza de la mente carece de límites y atributos; por eso, no trates de fabricarla o de mejorarla, sino que permanece sin cambiarla ni olvidarte de ella, ya que esto es en sí la iluminación.

»Escucha, Könchok Jungne de Langdro, la mente no es algo concreto sino que es primordialmente pura y natural y espontáneamente vacía, así que permanece en el estado libre de meditador y de objeto de meditación y, gracias a ello, obtendrás el fruto de la iluminación.

»Escucha, Gyalwa Jangchub de Lasum, la mente no surge ni cesa, carece de todo atributo concreto. Vacía por naturaleza, su cognición carece de obstrucción. Permanecer sin separación en ese estado es la iluminación.

»Aplicad estas enseñanzas a vuestra propia experiencia. Podéis conocer todos los sutras y tantras y sus comentarios, cuyas palabras colman los límites del espacio, pero su significado esencial se halla contenido simplemente en los puntos vitales recién mencionados. De ese modo, ponedlos en práctica y ocultadlos como tesoros espirituales siguiendo el juramento que habéis formulado.

Así habló Padmasambhava y, gracias a esta instrucción esencial, todos los discípulos se liberaron y alcanzaron la realización.

No hay comentarios: