"Si hay una constante en todas las fuentes de yoga, esa es su insistencia en el carácter “secreto” de su enseñanza. El secretismo es la forma de salvaguardar la transmisión íntegra y protegerla de contaminaciones externas. Aunque actualmente el acceso a todo tipo de información es libre, rápido y cómodo, el carácter secreto del yoga sigue estando vigente. Cabe distinguir entre “información”, a la cual se puede acceder de manera casi ilimitada, y “conocimiento”, cuyo acceso está tan restringido hoy como siempre lo ha estado. En la tradición india, el conocimiento es un bien que se merece y conquista, no un derecho que tienen todos los hombres por igual, a modo de como se entiende en el mundo moderno. Tradicionalmente, el acceso a los textos clásicos estaba restringido a iniciados en yoga, principalmente porque su comprensión dependía directamente de su práctica. De esta forma, se evitaban malas lecturas manteniendo la escritura en secreto. Actualmente, casi todo el mundo puede tener acceso a la lectura de estas obras o a alguna de sus traducciones. Sin embargo, de todos los que tendrían acceso a la lectura, verdaderamente muy pocos se interesarán por las obras, y de esos, otros pocos las leerán. De esos escasos lectores, alguno será practicante de yoga. Y de esos practicantes, quizá alguno llegue a comprender su contenido. De esta manera, se puede entender que la restricción de este tipo de textos sigue siendo la misma que cuando fueron redactados por primera vez. La única diferencia es que tradicionalmente se evitaban las lecturas inapropiadas a través del secretismo, y en el mundo moderno, el libre acceso a la información propicia que algunos confundan “información” con “conocimiento”. Más allá de esas distinciones, el conocimiento verdadero sigue estando protegido como siempre lo estuvo." - José A. Offroy Arranz

miércoles, 10 de diciembre de 2014

SHRI KRISHNA, SUS LILAS Y ENSEÑANZAS por Sri Swami Sivananda - part 1

KRISHNA y UDDHAVA

Brahma y otros Devas fueron a Dwaraka. Brahma dijo, "¡Oh Señor! Encarnando en la familia de los Yadus, has cumplido con nuestro pedido de proteger al mundo que estaba gobernado por reyes perversos. Nos has dado todo lo que Te pedimos. Ya hace más de ciento veinticinco años que has nacido en la línea de los Yadus. Esa línea está prácticamente extinguida. Vuelve a Tu morada".

El Señor dijo, "En este preciso momento, la destrucción de los Yadavas ha comenzado por la maldición de unos Brahmanas. Cuando esto haya terminado, volveré a Mi región". Entonces, Brahma regresó a su morada.

El Señor dijo a los Yadus envejecidos, "Hay malos presagios por todas partes. Ha habido una grave maldición de Brahmanas sobre nuestra raza. Vayamos hoy mismo al sagrado lugar llamado Prabhasa". Los Yadavas hicieron, entonces, los preparativos para ir a Prabhasa.

Uddhava se fijó en los malos presagios y escuchó lo que Shri Krishna decía. Entonces, se dirigió a Shri Krishna con estas palabras, "¡Oh Señor! Tú vas a dejar esta tierra tan pronto como los Yadus sean destruidos. ¡Oh Keshava! No puedo soportar dejar Tus pies de loto ni por medio segundo. ¡Oh Señor, llévame a mí también a Tu morada".

Shri Krishna respondió, "Lo que dices va a ocurrir realmente. He cumplido el propósito de los dioses, para lo cual, a instancias de Brahma, encarné como una parte de Mí mismo.

Los Yadavas se matarán luchando entre sí. Esta ciudad será tragada por el mar dentro de siete días. Tan pronto como Yo deje esta tierra, Kali se apoderará de ella y los hombres se volverán deshonestos. Tú no debes vivir aquí.

Libérate de todos los apegos. Deja tu cariño por tus amigos, familia, riqueza y demás. Fija tu mente, firmemente, en Mí. Deambula por esta tierra viéndome en todos los seres, considerando a todos los seres de la misma manera. Todo lo que ves o captas con los sentidos, o lo que comprendes con la mente es irreal y evanescente. Son las creaciones de Tu mente, Maya.

‘Esto es esto, eso es aquello’ - esta concepción de diferencia es solamente la ilusión de un hombre cuya mente está distraída y fuera de control, y que no está unido al Señor. El hombre de mente indisciplinada cae en el error de creer que hay pluralidad de objetos. Este error resulta en méritos y deméritos, o correcto e incorrecto, bueno y malo. El Jiva sin autocontrol, que está aturdido y engañado por esta diversidad creada por la tendencia natural de los sentidos hacia la exterioridad, imagina que es una unidad separada en el mundo, y comienza a generar deseos y disfrutar de los objetos sensuales. Las nociones de deber, cumplimiento del deber y realización de actos prohibidos (Karma, Akarma y Vikarma respectivamente) provienen de esta ilusión de diversidad causada por la mente, los sentidos y el intelecto. Las diferencias de acción, inacción y mala acción están relacionadas solamente con el hombre que tiene nociones de méritos y deméritos, correcto e incorrecto, bueno y malo. Es la ilusión proveniente de la concepción de diferencias la que causa las experiencias o nociones de lo correcto e incorrecto, bueno y malo, méritos y deméritos. Los Vedas hablan de la realización del trabajo prescripto, del trabajo no prescrito, y del trabajo prohibido, sólo para aquellos que tienen idea de correcto e incorrecto, bueno y malo, méritos y deméritos. Uno debe abandonar el sentido del egoísmo, controlar la mente y los sentidos, y contemplar todo en el universo como Brahman. Uno debe darse cuenta de la esencia de la propia naturaleza, la dicha y la armonía con el universo, y contemplar el universo entero en el Ser y el Ser en el Señor Supremo.

Dotado del conocimiento del significado de las escrituras (Jñana) y de la experiencia de la unidad del Ser y Brahman, y de la verdad de que Brahman está (Vijñana) inmerso en el deleite de la conciencia del Ser, y experimentando que eres el Ser de todos los seres, tú no tendrás obstrucciones ni obstáculos.

Aquél que se ha elevado por sobre lo bueno y lo malo no se abstiene de hacer lo que está prohibido por temor a las consecuencias negativas, ni cumple el deber prescrito con la esperanza de lograr méritos; actúa simplemente como un niño. El sentido de lo correcto e incorrecto será natural en él independientemente de las enseñanzas de las escrituras. Ha destruido todo egoísmo. Las leyes del mundo no lo afectan. No tiene deberes que cumplir. Está por encima del Karma, y los Karmas no pueden tocarlo. Él puede, para la instrucción del mundo, llevar a cabo acciones o abstenerse de acciones prohibidas. Sobrepasará los límites de ambos, lo correcto y lo incorrecto.

El amigo de todos los seres, en calma y silencioso en el corazón, que tiene firme convicción debido al conocimiento y a la experiencia del Ser, y que ve al universo como a sí mismo, nunca más se vuelve a apenar. Ya no tiene que reencarnar más. Nunca puede ser movido de su pedestal de dicha o perderse. Nunca más vuelve al sendero del Samsara".

Así enseñado por el Señor, el más destacado de los devotos, Uddhava, ansioso de conocer la Verdad, se postró ante Shri Krishna y dijo, "¡Oh Señor del Yoga! Que eres el objetivo, el asiento y el origen del yoga, me has recomendado, para mi liberación, la renuncia completa a todos los apegos mundanos, el sendero de la renuncia conocido como Sannyasa. El abandono de los deseos no es posible para las personas de mente mundana, adictas a los objetos sensorios, y que no son devotas de Ti que eres el Ser de todo. ¿Cómo pueden renunciar al deseo de repente y ver al mundo como temporal las personas como Yo que están inmersas en la mundanalidad?

Aún no he superado el sentido de ‘yo’ y ‘mío’. Soy una pobre criatura de conocimiento poco claro. Estoy apasionadamente apegado a este cuerpo y sus pertenencias, que son la creación de Tu maya y los considero como ‘yo’ y ‘mío’. El apego hacia el hijo, la familia y el cuerpo es muy fuerte en mí. Dime, ¡Oh Señor! ¿Cómo puedo seguir fácilmente Tus enseñanzas?"

Shri Krishna respondió, "Muy a menudo, en el mundo, hombres que han comprendido la verdadera naturaleza del mundo, que realmente han percibido la verdad sobre el mundo, se elevan y se liberan, mediante sus propios esfuerzos, de las malas tendencias y el anhelo por los objetos mundanos.

El Atman es, en verdad, el maestro del Ser, especialmente en el caso del hombre, porque encuentra la dicha final mediante la percepción directa y la inferencia.

Los hombres sabios, bien versados en el Sankhya (conocimiento) y las prácticas del Yoga, Me contemplan claramente como el Purusha, interpenetrando a todos los seres y poseyendo todos los poderes.

Muchos son los cuerpos creados con un, dos, tres, cuatro pies, muchos pies o sin pies; de éstos, el cuerpo humano es el más amado por Mí. Porque en este cuerpo humano, los hombres que han controlado su mente y sus sentidos, que practican el yoga, que están absortos en meditación, Me encuentran realmente, a Mí, el Gobernante Supremo que no puede ser percibido o encontrado mediante atributos tales como el intelecto, etc., que a su vez son percibidos, ni por medio de la inferencia realizada a través de sus indicaciones.

Sobre este tema se cuenta una historia de tiempos remotos que sirve de ilustración. Es una conversación entre un Avadhuta y Yadu, el de gran poder e inteligencia, hijo de Yayati y nieto de Nahusha, todos reyes poderosos de la raza lunar (antepasados de Shri Krishna)".

 Yogeshvara

LA HISTORIA DEL AVADHUTA

Yadu, que era versado en religión, vio a un joven Brahmana Sannyasin, lleno de sabiduría, deambulando sin temor alguno. Entonces, como Yadu deseaba de conocer sobre el Dharma, le hizo la siguiente pregunta.

"¡Oh sabio! ¿Cómo pudiste, sin hacer nada, obtener esta sabiduría clara y luminosa por la que has sido capaz de dejar todos los apegos y puedes deambular como un niño, valientemente, en perfecta felicidad?

Generalmente, en este mundo, las personas hacen un gran esfuerzo para el logro de la virtud, la riqueza, la satisfacción de deseos y la inquisición sobre el Atman, solamente con el fin de obtener longevidad, fama y riqueza. Eres sano, lleno de sabiduría, diestro y de buen aspecto. Tu hablar es dulce y semejante al néctar, y aún así no trabajas ni te esfuerzas en lo más mínimo. No te gusta nada. Las personas en este mundo son abrasadas por el fuego de la lujuria y la codicia. Tú no estás afligido en absoluto por ese fuego. Pareces satisfecho en el Ser y dichoso, como un elefante sumergido en el agua fresca de la Ganga que no siente el calor del incendio forestal de la ribera. Por favor, ilústrame respecto al origen de tu goce. Dime cómo obtienes felicidad en tu Ser solo, impasible ante los objetos de los sentidos y llevando una vida solitaria. No tienes familia ni disfrute sensual. ¿De dónde proviene, entonces, esa dicha?"

Shri Krishna dijo, "Así interrogado y honrado por el inteligente Yadu que era devoto de los Brahmanas, el noble Brahmana habló al rey que se mantenía de pie con la cabeza inclinada en actitud de reverencia".

El Brahmana dijo, "Muchos son mis maestros, ¡Oh rey!, a los que recurrí según mi entendimiento y con la sabiduría que asimilé de ellos, deambulo por esta tierra, libre de apegos. Escucha quiénes son.

¡Oh rey! La tierra, el aire, el cielo (Akasha), el agua, el fuego, la luna, el sol, la paloma, la serpiente pitón, el mar, la polilla, la abeja, el elefante, el apicultor, el venado, el pez, la bailarina Pingala, el águila pescadora (Kurara), el niño, la doncella, el fabricante de flechas, la serpiente, la araña y el escarabajo son mis veinticuatro gurus a quienes he recurrido. He aprendido todas mis lecciones de sus rasgos característicos. Te contaré lo que aprendí de cada uno de ellos.

Un hombre sabio no debe apartarse del sendero de la rectitud, aunque sea oprimido por criaturas que están bajo la dirección de la providencia. Esta tolerancia la he aprendido de la tierra. He aprendido de la montaña, que es una parte de la tierra, que todas nuestras acciones deben ser para el bien de otros, y que nuestra misma existencia es para el bien de otros. He aprendido del árbol, que es también una parte de la tierra, que debo estar a disposición de otros.

El sabio debe estar contento con sólo mantener su vida. No debe desear lo que satisface a los sentidos, para no destruir su conocimiento y para que la mente no se disipe corriendo tras objetos inútiles.

El yogui, al igual que el aire, no debe apegarse a las cosas aunque esté en medio de objetos con diferentes atributos y aunque esté en un cuerpo físico. Su mente debe permanecer imperturbable ante las buenas o malas características de los objetos, del mismo modo en que el viento permanece inmune ante los buenos o malos olores de los objetos sobre los que sopla. El alma entra en el cuerpo, y los atributos del cuerpo parecen pertenecerle, pero eso no es cierto. El aire está cargado de olor pero el olor no es el atributo del aire. Esto he aprendido del aire exterior.

He aprendido del Prana (aire vital) que uno debe comer para vivir y no vivir para comer. No debe comer para dar fuerza y alimento a los sentidos. La comida debe sólo ser suficiente como para mantener la llama de la vida.

El Atman es omnipresente. No es afectada por el cuerpo ni los atributos corporales. Esto he aprendido del Akasha que todo lo penetra y que no es afectado por las nubes y demás objetos. Aunque el sabio viva en el cuerpo, debe considerar, mediante su identificación con el Ser o Atman, que todo lo penetra como el cielo (Akasha), que se extiende como el substrato o como el hilo de una guirnalda de flores a través de todos los objetos móviles e inmóviles, que no está sujeto a limitación alguna con respecto a tiempo y lugar, y que no es tocado por nada.

El agua es naturalmente pura, suave y dulce. Así es el sabio entre los hombres. Él, al igual que el agua sagrada, purifica a otros por la simple mirada, el tacto o la repetición de Su nombre. Esto he aprendido del agua.

Brillante, poderoso en conocimiento y radiante en su ascetismo, sin otro recipiente para la comida que el estómago, y comiendo todo como el fuego, el sabio no se contamina.

Algunas veces pasa inadvertido. Otras veces es reconocido por aquellos que desean bienestar. Come el alimento que le ofrecen los devotos piadosos; y quema sus impurezas y males pasados y futuros.

El fuego es uno y el mismo aunque arda con combustibles de varias clases. Así como el fuego arde en formas triangulares, rectangulares, circulares, etc. según la forma y el tamaño de la madera, también el Señor del universo, que ha creado el mundo y ha entrado en todos los seres, aparece en diferentes formas debido a los cuerpos (Upadhis) en los que reside. Él entra en este universo de objetos variados, altos y bajos, creados por Su propia Maya, y parece ser como cada uno de esos objetos, como lo hace el fuego en diferentes clases de combustible. Nacimiento y muerte son para el cuerpo y no para el Atman, y son causados por el tiempo, del mismo modo en que las llamas, pero no el fuego, están sujetas al cambio.

Las fases creciente y menguante de la luna no se deben a un cambio en su sustancia o luminosidad, sino al hecho de que solamente una parte de los rayos del sol se refleja sobre ella. Aprendí, por lo tanto, que el nacimiento, el crecimiento, la decadencia y la muerte son estados del cuerpo y no del Atman que es ilimitada, sin nacimiento e inmortal. La luna permanece siempre igual, sólo hay un cambio aparente en ella debido a movimientos astronómicos.

El sol absorbe el agua con sus rayos y la da en el momento oportuno. El sabio toma para dar, no para aumentar sus pertenencias. Del mismo modo que las imágenes del sol reflejado en varias tinajas de agua son muchas para el ignorante, también el Atman parece ser múltiple en los diferentes cuerpos debido a los Upadhis causados por el reflejo a través de la mente.

Demasiado apego es malo. Uno no debe tener demasiado cariño o apego por nadie. Demasiado apego hacia algo causa la propia destrucción. Esto he aprendido de una pareja de palomas. En un bosque, sobre cierto árbol, un palomo hizo un nido y vivió allí con su compañera por unos años. Estaban muy apegados el uno al otro por amor. Criaron a sus pichones con gran cariño. Un día dejaron a sus críos en el nido y se fueron en busca de comida. Un cazador vino, extendió una red y atrapó a los pichones. Los padres regresaron a su nido con comida. La madre tenía demasiado cariño por los críos, así que se arrojó a la red por propia voluntad. El palomo también se arrojó a la misma red. El cazador atrapó a las palomas con los pichones. Estaba muy satisfecho y se fue a casa. Así también, el pobre hombre de familia, que no ha controlado sus sentidos, que no ha refrenado sus sentidos y su mente para que no corran tras los objetos mundanos, que sólo encuentra deleite en la vida de casado y mantiene su familia con intenso apego, llega al sufrimiento como las palomas (Kapotha y Kapothi). Aquél que, habiendo obtenido un nacimiento humano, que es como una puerta abierta hacia Mukti, la liberación final, está simplemente encariñado a la vida de familia como el ave, es considerado como alguien que ha perdido su estatus.

Los placeres obtenidos por los canales de los sentidos, ya sea en este mundo o en el otro, son pasajeros y efímeros. El hombre sabio nunca los desea.

La inmensa serpiente Ajagara permanece donde está, contenta con cualquier comida que le venga. Como la Ajagara, uno no debe hacer ningún esfuerzo sino solamente tragar el bocado que le venga al azar, ya sea agradable o desagradable, mucho o poco. Si ninguna comida le llega, debe permanecer echado silencioso incluso por largo tiempo, sin comida y sin esfuerzo por conseguirla; porque debe subsistir a base de lo que la providencia le traiga o el destino quiera, de la misma manera que el Ajagara. Manteniendo aún así su cuerpo dotado de energía, valor y fuerza, debe permanecer tendido completamente despierto y no usar sus órganos, aunque estén sanos.

El sabio debe permanecer en calma, enigmático, difícil de sondear, ilimitado e inmóvil, manteniéndose tranquilo como el océano, sin perturbarse ante las circunstancias mundanas. Algunas veces el océano recibe grandes volúmenes de agua de los ríos, otras puede que no reciba nada de agua, pero permanece siempre igual. Así también, el sabio que ha establecido su corazón en el Señor, ni se hincha de júbilo cuando tiene abundantes objetos placenteros, ni se agobia de pena cuando no tiene nada.

El hombre de sentidos indisciplinados, al ver a una mujer, la Maya de Dios (la fascinación creada por el Señor), es atraído por su comportamiento y sentimientos, cae en una oscuridad cegadora y termina sufriendo, como la polilla que cae en el fuego. El tonto, con su mente atraída por las mujeres, los adornos de oro, la ropa y otras cosas creadas por Maya, los mira como objetos de disfrute, pierde su visión correcta y perece como una polilla.

El sabio debe deambular de casa en casa tomando puñados de alimento de cada casa hasta conseguir solamente lo suficiente para su sustento, sin ser una carga para casa alguna, de la misma manera que la abeja que recoge miel de todas las flores.

El hombre inteligente debe extraer la esencia de todas las escrituras, grandes o pequeñas, como hace la abeja con las flores. El sabio no debe guardar comida para la tarde o el día siguiente; las manos o el estómago deben ser su recipiente; no debe acaparar como la abeja. El que guarda comida es destruido junto con su provisión al igual que la abeja.

El Sannyasin no debe tocar la figura de madera de una mujer joven ni siquiera con sus pies. Si lo hiciese, sería atrapado como el elefante a través de su apego al contacto de la elefanta. El hombre sabio debe rechazar la compañía de mujeres como si fuera la muerte; porque sería matado de la misma manera que un elefante débil que es muerto por otros elefantes.

El avaro que acumula riqueza, no la da ni la disfruta. Todo lo que atesora con dificultad es llevado por otra persona, como el apicultor lleva la miel almacenada por las abejas.

De la misma manera que el apicultor, el Sannyasin goza con esas buenas cosas que los hombres de familia acumulan, ganando su riqueza con gran esfuerzo con el fin de disfrutarla para que otros se la lleven.

El asceta no debe escuchar música sensual. Debe aprender la lección del venado que, encantado por la música de los cazadores, es atrapado. El sabio Rishyashringa, nacido de los venados, escuchó la música sensual de las mujeres y fue atrapado por ellas fácilmente. Se convirtió en un juguete o un compañero de juegos en sus manos.

Así como un pez que es atraído por la carnada cae fácilmente víctima del cebo por medio del gancho, también el hombre necio que permite que su sentido del gusto lo domine, que se vuelve tonto ante los encantos del sabor y las exquisiteces debido a su inquieta y codiciosa lengua, se encuentra con la muerte. La lengua o el amor por el gusto es de lo más difícil de vencer. Si el sentido del gusto es controlado, todos los otros sentidos son controlados también. Uno no puede ganar maestría sobre sus órganos si no controla el órgano del gusto. No puede decirse de ningún hombre que haya conquistado sus sentidos a menos que su órgano del gusto esté totalmente controlado. Los hombres reflexivos dominan sus sentidos rápidamente por medio del ayuno.

Tiempo atrás, en las ciudad de Videhas, había una mujer pública llamada Pingala. He aprendido algo de ella. Escúchalo, ¡Oh rey! Una noche, llevaba puesto un vestido hermoso y esperaba a la puerta de su casa para recibir a clientes y hacer su negocio. Invitó a algunos hombres pero los despachó pensando que algún otro hombre rico le pagaría mejor. Con este deseo desmedido esperó sin dormir a la puerta, entrando y saliendo, hasta que se hizo medianoche. Debido a esta ansiosa expectativa de dinero, pasó la noche en una fiebre de esperanza, preocupación y decepción. Sintió una aversión extrema hacia su vida de codicia y deseo que la había hecho desdichada.

Totalmente decepcionada, cantó, ‘la indiferencia hacia los objetos mundanos es como una espada para cortar los grilletes de la expectativa o las cuerdas de los deseos de un hombre. Uno no desea liberarse de la esclavitud del cuerpo hasta que no se disgusta con él, del mismo modo en que ningún hombre sin una visión de la verdad o el conocimiento puede liberarse de las nociones de yo ymío o desapegarse de los objetos’. Pingala dijo, ‘¡Oh, qué engañada estoy por la falta de control sobre mi mente! ¡Qué tonta soy al buscar la satisfacción de los deseos por medio de tales criaturas como los hombres!

Ignorando al Señor Narayana, el Atman Eterna, sentado muy cerca, en mi corazón, que es el amante capaz de satisfacerme, que puede darme dicha y riqueza eternas, estoy adulando a un hombrezuelo que no puede satisfacer mis deseos y que causa miseria, temor, enfermedad, pesar y capricho. He sido, en verdad, muy tonta.

¡Oh! En vano he afligido mi alma por este modo de vivir de lo más reprochable, el de una mujer pública. He buscado riqueza y placer de mortales dignos de pena, avaros y esclavos de las mujeres, vendiéndoles mi cuerpo.

¿A quién más que a mí puede gustarle esta casa, construida con huesos que son como vigas, tirantes y postes, que está cubierta con piel, pelo y uñas, dotada con nueve puertas para verter inmundicia, y llena de desperdicios y orina?

En este pueblo de Videha, lleno de seres sabios, soy la única mujer que ha atado sus esperanzas, felicidad y deseos al cuerpo. Soy la única mujer tonta o perversa que busca otra fuente de disfrute u objeto de deseo que el Señor que otorga la experiencia del Ser.

Él es el verdadero amigo, el protector, el Señor más amado, el amo y el mismo Ser o Atman de todos los seres encarnados; ganándolo, dejando el cuerpo por Él, disfrutaré de Su compañía como Lakshmi, y encontraré la felicidad eterna en Él solamente.

¿Qué sentido tiene servir a otros? Los favores de los dioses y los mortales están limitados por el tiempo, la capacidad y otros obstáculos. ¿Qué deleite pueden otorgar a las mujeres los objetos de los sentidos, los hombres o los dioses? Todos tienen un principio y un final.

Seguramente debo haber hecho algo en mis nacimientos previos para propiciar a Vishnu, porque es por Su gracia solamente que este Vairagya (desapego o disgusto) ha surgido en mi mente cortando de raíz todos los deseos infames. Mediante Su gracia solamente, he alcanzado el camino hacia la felicidad eterna y la paz.

Si el Señor no me hubiera sido propicio, tales desilusiones que me llevan a la renuncia y al desapego, que me permiten abandonar todos los apegos y lograr la felicidad, no hubieran aparecido en mí.

Acepto, con humilde devoción, este don del Señor. Abandono todas las expectativas vanas y los deseos malvados ahora, y tomo refugio en el Señor Supremo. Satisfecha, llena de fe en el Señor, alimentándome de lo que la suerte me traiga, gozaré la dicha eterna del Señor, Paramatman. ¿Quién más que el Señor puede salvar a este Jiva que ha caído en el pozo profundo del Samsara (nacimientos y muertes), con los ojos cegados por los objetos, con la visión robada por los sentidos, y que es devorado por la serpiente del Tiempo?

Cuando uno se da cuenta de lo evanescente que es este universo, cuando contempla al universo en las mandíbulas de la serpiente del Tiempo, seguramente desprecia con firmeza los placeres de este mundo y del otro, todos ellos fugaces, dudosos, inútiles e ilusorios. Se vuelve muy cauteloso, se aleja de los ilusorios objetos de los sentidos, y busca reposo en la dicha eterna de su propia Atman (Alma). Cuando uno se disgusta con todo lo demás, el Atman es la protectora del Atman, el Ser solamente es el salvador del propio ser’".


El Brahmana dijo, "Habiendo tomado esa determinación, Pingala fijó su mente en el Señor, abandonó todas las esperanzas y las expectativas debidas al deseo de recibir amantes, y se sentó en su cama con la mente serena. Abandonó todos esos deseos impuros que la preocupaban y se sintió feliz. Durmió profundamente con la mente tranquila. La esperanza es lo que nos causa problemas. Sin esperanza, somos felices. Los deseos, las esperanzas y las expectativas son el origen del pesar. El abandono de toda expectativa y deseo es la dicha más grande. Es el estado más feliz. Vairagya es el origen de la dicha como puede verse en Pingala que durmió contenta, renunciando al deseo de tener amantes.

El origen de la aflicción y la miseria es, en verdad, la adquisición de algo que los hombres consideren como lo más preciado. Pero el hombre que conoce esta verdad deja toda posesión, no piensa en adquisición alguna, y logra la felicidad infinita.

Un águila pescadora (Kurara - un ave de rapiña) llevaba un trozo de carne en el pico. Otras aves más fuertes que no tenían carne la atacaron, pero el Kurara dejó caer el trozo de carne y se sintió feliz. La renuncia a los objetos queridos es buena. Da paz.

No me importan honor ni deshonor. No pienso en casa, esposa o niños. Retozo en el Atman, me deleito en el Atman, y vago por la tierra como un niño.

Solamente dos tipos de personas están libres de ansiedad e inmersas en la dicha más elevada. El niño que no sabe nada, y el hombre que ha tomado conciencia del Ser Supremo y que está más allá de la influencia de las Gunas.

En cierto lugar, una jovencita recibió visitantes que habían ido a su casa para pedirla en matrimonio. Debido a que sus familiares estaban ausentes, tuvo que atenderlos ella misma. Cuando estaba descascarando el arroz para preparar la comida en un lugar apartado, las pulseras de caracolitos que llevaba en sus muñecas hicieron mucho ruido. La inteligente niña pensó que eso era lamentable y se sintió muy avergonzada de su pobreza. Pensó que las personas que estaban de visita podrían notar su pobre condición. Así que se sacó las pulseras de a una, dejando solamente dos en cada brazo. Pero también esas dos hicieron ruido cuando siguió descascarando. Así que retiró una más de cada lado. Ningún sonido se produjo entonces con la que quedaba, a pesar de que continuó descascarando.

Vagando por el mundo en busca de la Verdad y experiencias, aprendí de la niña las siguientes enseñanzas. Donde muchos viven juntos, hay pelea. Aún entre dos personas habrá ocasión para la discusión o el hablar. Por lo tanto, uno debe vivir solo como la pulsera en la muñeca de la niña.

Después de controlar la respiración y practicar la firmeza de la postura, uno debe apuntar a su objetivo como un arquero, fijando la mente en el Ser Supremo. Debe estar alerta para mantener a la mente serena mediante la renuncia, la dedicación constante y la práctica sistemática. Del mismo modo en que el fuego se agota cuando se consume el combustible, también la mente, firmemente controlada de su andar errante externo, se vuelve ajena a la diversidad causada por los Gunas, lentamente se despoja de los lazos del Karma, gradualmente abandona los impulsos por trabajar, se libera de Rajas y Tamas a través del incremento de Sattva, se apacigua y logra tranquilidad por la falta del combustible de las Gunas, sus productos y las impresiones sensorias que lo alimentan. Se unifica con el objeto de meditación. Se vuelve completamente absorta en el objeto de contemplación. Entonces, con su mente totalmente abstraída en el Atman, no ve otra cosa en ese momento, ni dentro ni fuera, como el fabricante de flechas que con su mente concentrada en hacer la flecha no vio al rey pasar junto a él. He aprendido la concentración de la mente del fabricante de flechas.

El hombre sabio debe andar solo. No debe tener hogar y tiene que estar siempre alerta. Debe recurrir a una cueva y no debe exhibir sus méritos. Debe quedarse sin amigos. Debe hablar lo menos posible.

Es muy problemático e inútil para un asceta construir una casa cuando su cuerpo es fugaz y perecedero. Así como la serpiente entra y se pone cómoda en cualquier hoyo cavado por otros, también el asceta debe instalarse en cualquier residencia o lugar casual que venga a su paso. No debe tener morada fija alguna.

Así como la araña hace salir la tela desde su propio cuerpo, la extiende, juega en ella y la devora después, también el Señor crea el universo de Sí mismo a través de Su Maya que consta de las tres Gunas, juega en él y lo absorbe dentro de Sí otra vez.

Cualquiera sea la forma en que un hombre piense constantemente por amor, odio o miedo, esa es la forma que obtendrá debido a su intensa concentración en ella, como el gusano que se convierte en avispa.

Así, he aprendido distintas enseñanzas de los veinticuatro maestros mencionados. Ahora escucha, ¡Oh rey!, lo que he aprendido de mi propio cuerpo. Mi cuerpo es también mi gurú. He aprendido de él la ecuanimidad, el discernimiento y el desapego. Siempre sufre cambios y es evanescente. Nace solamente para morir. La miseria constante es su suerte. Se convierte en el asiento del egoísmo. Uno tiene que esforzarse para satisfacer sus necesidades. Esto causa pesar y pena. Con su ayuda, reflexiono sobre la Verdad. Conozco la Verdad por un estudio exhaustivo del cuerpo. No lo miro como mío y, por lo tanto, no siento ningún apego por él. El cuerpo pertenece a los perros y los chacales que lo devoran tras la muerte.

Buscando las comodidades del cuerpo, una persona mantiene esposa, animales domésticos, sirvientes, niños, casa y parientes, y amasa riqueza con gran dificultad. Este cuerpo muere al final, de la misma manera que un árbol, creando las semillas de un nuevo cuerpo.

La lengua lo arrastra en una dirección y la sed en otra; el órgano de reproducción en otra; la piel, el estómago y las orejas aún en otra dirección; el sentido del olfato lo lleva hacia algún otro lado, los inconstantes ojos hacia otra cosa, la tendencia a trabajar lo lleva en otra dirección, cada órgano físico lo arrastra en una dirección de actividad diferente. Los sentidos chupan su misma vida como muchas esposas de un solo marido.

El Señor creó distintos cuerpos como los de los árboles, los reptiles, las bestias, las aves, los insectos y los peces, pero no estuvo satisfecho con ellos. Entonces, creó el cuerpo humano, dotado de intelecto, para experimentar la conciencia de Brahman, y quedó encantado.

El hombre sabio, habiendo obtenido este cuerpo humano sumamente excepcional que, aunque pasajero y débil, es propicio para el logro del fin más alto, Moksha o la emancipación final, debe esforzarse por lograr la liberación antes de caer presa de la muerte; ya que los disfrutes de los sentidos pueden tenerse en cualquier otro tipo de cuerpo.

Así, aprendiendo de mi cuerpo Vairagya, el disgusto o la aversión hacia los placeres mundanos y el conocimiento de la verdadera beatitud de mi naturaleza que es esencialmente divina, deambulo por este mundo sin egoísmo ni apego, iluminado con la luz de la verdadera sabiduría.

En verdad, el conocimiento obtenido de un Maestro no puede ser ni muy firme ni suficiente; porque Brahman, aunque Uno sin segundo, es explicado por los Rishis de distintas maneras".

Shri Krishna dijo, "El Brahmana, tras hablar así, se despidió de Yadu, quien le prestó la debida reverencia, y se fue. Nuestro antepasado, Yadu, llevó a su corazón las instrucciones del sabio, abandonó todos los apegos, y logró ecuanimidad y paz mental".

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